Metida de pata a lo grande [Capítulo 3]

Aquí otro capitulo sobre esta gran historia; me gustaría oír sus opiniones y comentarios. Me ayudarían a publicar mas seguido y mejor contenido 

Mi cuerpo estaba cargado de sudor y de energía sexual; mi antiguo cuerpo me estaba bombeando y solo podía pedir más y más de su miembro erecto.

Cuando escuché el ruido de la puerta sentí miedo, ¿como es posible que alguien estuviera aquí?; Pero al parecer no podía contener el éxtasis del sexo y sin poder aguantar ni un segundo más grité:
- “ ¡Siiiiii ”

No podía contener mis gemidos, y mi antiguo cuerpo cayó rendido.
Con las pocas energías que tenía agarre mi nueva ropa, y trate de ponérmela.

Se oía el ruido de los tacones de mi esposa subiendo las escaleras.

Marcela: - ¡Mierda! -
Dije gimiendo.

Cuando medio pude vestirme trate de salir por la ventana pero ya era demasiado tarde, solo pude ver a mi esposa furiosa mientras salía por la ventana.

Me sentía débil y abrumado, había tenido sexo con mi propio cuerpo y mi esposa me había atrapado. Ahora no tenia rumbo, por suerte alcance a obtener el bolso que usaba.

Empece a caminar hasta el departamento donde ahora se suponía que voy a vivir  en la semana. La gente se me quedaba mirando raro, aunque no los culpo, yo reaccionaria igual al ver a una mujer sexy con la camisa casi desabrochada, sin sostén (no supe usarlo y mejor lo guarde en mi bolso), mis tacones me estaban matando.

Al llegar al edificio donde esta mi apartamento ni siquiera sabia cual era. imagine en tratar de abrir cada departamento pero me vería como una vieja loca, así que husmeando entre mis cosas encontré mi identificación.

Cuando abrí la puerta, el departamento era modesto, con pocos lujos aunque muy bien equipado, muchos títulos y reconocimientos colgados en las paredes. 

Empece a quitar la ropa para poder descansar, aunque al abrir la puerta de la habitación principal vaya fue mi sorpresa al encontrar un gran desastre; ropa por todos lados, la cama estaba desatendida y con mas prendas arriba. 

Jamas pensé que Marcela viviría así; pudiera haber arreglado un poco, pero arroje mis prendas al desorden y fui a la nevera en búsqueda de comida, cual fue mi sorpresa al encontrarme con un poco de leche, dos huevos y una lata de cerveza.

Me moleste un poco pero agarre la cerveza para descansar un poco y luego batalle en tratar de recoger mi pelo, solo logre hacer un desastre.

Nunca había pasado por mi cabeza que ser mi amante fuera agradable y bizarro al mismo tiempo; ¡vaya que metí la pata en grande!